Ubicada en el corazón de La Drôme desde 1999, a 800 metros sobre el nivel del mar en un entorno natural preservado, esta comunidad con un carisma único está arraigada en la tradición y regla del Carmelo
alucinado por esta visión, fue en seguida a contársela a su confesor, san Raimundo de Peñafort. Este, naturalmente muy sorprendido, va a comunicar tal acontecimiento al propio rey Jaime I. El monarca había tenido
grande y otra más pequeña. En la pequeña llevaba una cruz radiante, cuyo crucifijo era color de carne natural, muy brillante. Tenía la cabeza inclinada hacia abajo, el cuerpo desplomado sostenido solamente por
de Jesús y de su tristeza. Ella conocía su miedo, su ira y su dolor. Ella conoció su muerte. Es natural que en momentos tan dolorosos corramos hacia nuestra madre en busca de ayuda”. “Ha sido bueno para
llevaron su tesoro más preciado para resguardarlo. Empacada en una caja, la estatua de mármol de tamaño natural fue transportada a Pisa. Sin embargo, las severas condiciones climáticas obligaron al barco a fondear
de personas; la discriminación de las minorías étnicas; la destrucción y saqueo de los recursos naturales; la falta de oportunidades educativas y laborales para los pobres”. Ante tales dificultades, prosigue
que son un solo corazón”. A partir de ahí, los tres corazones unidos en la tierra se vincularán naturalmente con el misterio del Dios uno y trino y muchos en la Iglesia asumirán esta idea... Extracto de
cenagosa, Bernardita la acercó tres veces a sus labios, no resolviéndose a beberla. Pero venciendo su natural repugnancia al agua sucia, bebió de la misma y se mojó también la cara. Todos empezaron a burlarse
el pudor de José José nos ofrece el testimonio del pudor. Un pudor hecho de silencio, de reserva natural y recogimiento. José preserva la intimidad de su hijo adoptivo, Jesús. Respeta la alteridad de María
financiar el proyecto con una campaña nacional, lo compró y comenzó la construcción de una catedral natural. El padre Ambrosio recibió la aprobación oficial del papa Pío XI, quien concedió su bendición apostólica