Un miembro destacado de la escuela francesa, san Juan Eudes (1600-1680), meditó sobre los corazones de Jesús, María y José, llegando a conclusiones que siguen vigentes en nuestros días:
“Después de Dios, san José es el primer objeto del amor de su Santísima Esposa y ocupa el primer lugar en su corazón; porque María es toda para san José, como la novia es para su esposo, el corazón de María era para José. No solo era suyo, sino que, si se dice de los primeros cristianos que tenían un solo corazón y una sola alma, cuánto más se puede decir eso mismo de la Santísima Virgen y de su santo Esposo, los cuales tenían una sola alma y un solo corazón gracias a un vínculo sagrado de amor y caridad.
Entonces, es una constante pensar que José tiene un solo corazón con María, por lo que podemos concluir que María también tiene un solo corazón con Jesús. José, por consiguiente, también tiene un solo corazón con Jesús y María. De modo que, así como en la adorable Trinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, hay tres personas que tienen un solo corazón, así en la Trinidad de Jesús, María y José, hay tres corazones que son un solo corazón”.
A partir de ahí, los tres corazones unidos en la tierra se vincularán naturalmente con el misterio del Dios uno y trino y muchos en la Iglesia asumirán esta idea...
Extracto de Joseph Modèle de vie pour notre temps (José, modelo de virtud para nuestro tiempo), Éditions Marie de Nazareth, Paris, 2020.