los Carmelitas. La Virgen se apareció un día a su siervo, toda inundada de luz y acompañada de una gran cantidad de almas bienaventuradas. Ella le entregó un escapulario, diciéndole: «Recibe, hijo mío,
al fin vio, en poco tiempo, sus planes cambiar (gracias a Dios). Contra todo pronóstico, el primer “gran expediente” que trató el Altísimo sobre mi pobre humanidad se llamaba “María”, ella, la nazarena.
un descendiente del rey David, buscaba menos el encanto y la riqueza que la virtud. Ana poseía una gran virtud. En ella, todas las virtudes se unieron en un fragante ramo de flores para formar una realidad
de filosofía, concluye su encíclica con las siguientes palabras: “En efecto, se puede entrever una gran correlación entre la vocación de la Santísima Virgen y la de la auténtica filosofía. Igual que la
naturaleza, sino que la lleva a su plenitud? El momento de la madurez sigue siendo el 15 de agosto… “Un gran signo apareció en el cielo: una mujer…” (Apocalipsis 12,1). La Asunción, en última instancia, revela
el origen sobrenatural del fenómeno y promovió su culto. Se inició entonces la construcción de un gran santuario. Leyendo la historia de la Iglesia en los cortos años que precedieron a este evento en Siracusa
esta forma siempre se dónde voy. Sobre todo, veo la mirada de María en mi vida, en los otros, en la gran familia de la Iglesia, y en el mundo. Una mirada pasible y pacífica, silenciosa. El momento que me