noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires. La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar
Criatura excepcional que ha recibido el incomparable privilegio, como madre de Dios, de ofrecer al Padre eterno una reparación suficiente por el crimen sin nombre ni medida que sirvió a Jesús para cumplir la redención
lado, vestido con una túnica blanca, ceñido con un cinturón de oro y me dijo: Te concedo el amor eterno para que tu pureza sea intacta y para confirmar que nunca experimentaras tentaciones impuras. Jesús
debía asistir, para ofrecer con Ella un solo sacrifico y ser inmolado por su consentimiento al Padre eterno, como en otro tiempo Isaac por la obediencia de Abraham a la voluntad de Dios. Jesucristo dio mayor
manera de salvarlo que por el descenso a la Tierra del Verbo Eterno que tomará la apariencia humana, con sus miserias y pecados. El Verbo Eterno se hará hermano suyo, lo conquistará a fuerza de amor y su
hombres, y aun menos como un mago, él viene primero hacia nosotros para salvarnos y darnos la vida eterna. Es cierto que pueden darse milagros, pero estos son la excepción. Nuestras oraciones, en cambio
saliste de las manos del Creador, tenías la inteligencia de la justicia que vive en Dios por la eternidad. Tuviste la libertad de actuar a tu voluntad y aunque hayas preferido odiar a Dios antes que entregarle
bien, Padre, le dijo a Don Bosco, que había llegado a visitarlo. “Unos minuttos más y me iré a la eternidad. — No, no, responde el hombre de Dios. La Santísima Virgen todavía le necesita en este mundo, para
mí una fuerza invencible en la lucha contra el enemigo! ¡Qué hermosos son estos nombres! ¡En la eternidad alabaré el santísimo nombre de nuestro Señor y el de su Santísima Madre! Venerable Marcel Van (
privilegio para todos los carmelitas: quien muera con este hábito, será preservado de las llamas eternas”. Y le entregó el escapulario. Fatima 100