Un obispo sirio afirmaba en plena guerra: La esperanza no consiste en creer que las cosas irán mejor mañana, sino en creer que Dios estará conmigo tanto mañana como hoy.
En los momentos difíciles estamos invitados a ser como la Virgen Maria, permanecer al pie de la cruz de su Hijo. Ella creyó siempre en la Resurrección que él anuncio, aunque todo pareciera terminado.
Dios no viene a arreglar las cosas a la manera de los hombres, y aun menos como un mago, él viene primero hacia nosotros para salvarnos y darnos la vida eterna. Es cierto que pueden darse milagros, pero estos son la excepción. Nuestras oraciones, en cambio, son siempre escuchadas (…).
Sin embargo, no obstante nuestras fervientes oraciones los enfermos mueren, los periodos de desempleo duran. ¿Y a pesar de todo, continuamos creyendo en su presencia y en su apoyo? La oración no está hecha para ser eficaz según nuestros planes, ella tiene por finalidad unirnos a Dios y ayudarnos a aceptar su voluntad, a veces misteriosa, y ante todo a buscar la Salvación final, más allá de la muerte.
Padre François Pote
Tomado de Garder la foi malgré les épreuves de la vie, n°24 :