que se convirtió en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza, lugar de muchos milagros, entre ellos el conocido como “de la Calanda”, gracias al cual un hombre recuperará milagrosamente su pierna
la confianza en Dios, siguiendo a su Hijo". Sin embargo, el padre Cantalamessa hace una distinción entre estar "al pie de la cruz" y estar al pie de la cruz "de Jesús": "No basta con estar al pie de la cruz
de 2005, hizo su primera peregrinación a Lourdes. En 2006, salió, esta vez, en dirección a Fátima. Entre todos los tesoros que trae de Fátima, aprende a meditar los misterios de la vida de Cristo a través
llegaron a su vez con su propia devastación. A pesar de haber sobrevivido tanta furia bárbara, fue entre 1810 y 1830, después de la venta del lugar como "propiedad nacional", que la abadía fue completamente
ón mariana. Fueron tomados de un libro del padre Michael E. Gaitley, que comenzaba a ser popular entre los jóvenes católicos. No sé por qué, pero tomé uno de esos volantes y decidí prepararme para esa
tipos de misterios un cuarto: los misterios luminosos . Corresponden a la vida pública de Jesús, entre el Bautismo y la Pasión: el bautismo de Cristo, las Bodas de Caná, el anuncio del Reino de Dios; la
victoria modesta y ejerce una noble autoridad que obtuvo sin buscarla. Cuando surgieron disputas entre sus hijos con respecto a su poder, los apaciguó; cuando se hicieron objeciones a su culto, esperó
pueblo de Dios. Una revelación similar se registra en otro pasaje del Nuevo Testamento. La relación entre María, el Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia en la hora de la Cruz la encontramos en el
para disgusto de los miembros del club deportivo del que yo era responsable. Todo eso me preocupó y entré en una especie de depresión... Un día de agosto de 2013, estando en mi jardín, recé un avemaría. Allí
victoria modesta y ejerció una amable autoridad que alcanzó sin buscarla. Cuando surgieron disputas entre sus hijos con respecto a su poder, ella los apaciguó; cuando se hicieron objeciones a su culto, esperó