¿Qué es la Iglesia? Para responder a esta pregunta, podemos releer a san Pablo. Pero se nos ofrece otra solución, que por supuesto rescata a la primera: contemplar a la Virgen. De hecho, en la eclesiología hay una regla según la cual todo lo que se dice de María puede decirse de la Iglesia. (…) Es muy provechoso verificar esta regla en el caso de la fundación del pueblo de la Nueva Alianza sellada con la Pascua de Jesucristo.
¿Hay algún pasaje de los Evangelios que asemeje a la Virgen al nuevo pueblo de Dios? La respuesta se encuentra en el relato de la Anunciación: “María dijo al ángel: “«¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios»” (Lc 1,34-35).
¿Cómo interpretar la expresión “vendrá sobre ti” en relación con el Espíritu Santo en la Anunciación? Esta expresión hace referencia a la profecía de Isaías 32,15 donde el profeta anuncia que el Espíritu creará un pueblo nuevo: “Al fin será derramado desde arriba sobre nosotros espíritu. Se hará la estepa un vergel, y el vergel será considerado como selva”. Pero, sobre todo, esta expresión del libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por Lucas, “Ustedes recibirán una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes” (Hechos 1,8), refiriéndose a los Apóstoles justo antes de Pentecostés.
Jesús les respondió (a los Apóstoles): “Ustedes recibirán una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, y de este modo serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1,7-8).
Así estos dos pasajes apuntan en la dirección del nacimiento de la Iglesia. Como la misma profecía relativa a la venida del Espíritu aparece en la perícopa de la Anunciación del tercer Evangelio, la conclusión es evidente: la Virgen está verdaderamente en el origen del nuevo pueblo de Dios.
Una revelación similar se registra en otro pasaje del Nuevo Testamento. La relación entre María, el Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia en la hora de la Cruz la encontramos en el evangelio según san Juan. Antes de morir, Jesús entrega el Espíritu a los creyentes (“E inclinando la cabeza entregó el Espíritu” [Jn 19,30]), encomienda su madre al Discípulo amado y, de su costado traspasado y abierto, del que brota sangre y agua, da a luz a la Iglesia, así como Eva fue sacada del costado de Adán mientras dormía.
Jean-Michel Castaing, ensayista.