peregrinos cada año. En San Nicolás, localidad cercana a Rosario, cuna de Lionel Messi, se encuentra el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, con una historia de apariciones marianas
Fui allí con mi papá, mi mamá cuidaría de mi hijo. Me asusté al ver a tantos peregrinos rezando el Rosario en el autobús y me dije: “Pero, ¿qué hago en medio de esta banda de fanáticos?”. Cuál sería mi sorpresa [...] soy amada. Mi vida ha cambiado radicalmente. Vivo cada día como una gracia, rezo mucho, rezo el Rosario y voy a Misa. Séverine: www.clubmedj.com
Todos los días rezo a María y José para darles gracias Con frecuencia mi esposa y yo rezamos el Rosario para dar "gracias" por la ayuda que nos brinda la Santísima Virgen. San José, su esposo, que es el
cruz San Juan Pablo II colocó la institución de la Eucaristía entre los misterios luminosos del Rosario. María es la “mujer eucarística” por su actitud interior. La Eucaristía tiene una dimensión sacrificial
viene en el cofre que ha puesto en el asiento delantero, junto al conductor, saca inmediatamente su rosario y le pide a la Virgen que le ayude a salir bien de tan desventurado trance.
Puy-en-Velay (Francia), regresaba de un viaje y se acercaba a su casa parroquial a caballo, rezando el Rosario. De pronto, se desató una violenta tormenta y la noche se volvió tan oscura que el sacerdote ni siquiera
septiembre de 1876, Estela recibió la novena visita de la Virgen que se le apareció al final del rosario. No cabe duda de que la pobre Estela no se sentiría orgullosa al oír que la Virgen le hacía algunos
viene en el cofre que ha puesto en el asiento delantero, junto al conductor, saca inmediatamente su rosario y le pide a la Virgen que le ayude a salir bien de tan desventurado trance.
arma, pero la había dejado en la maleta, que se encontraba cerca del conductor. Así que toma su rosario y confía el resultado de esta aventura a la Madre de Dios. Finalmente, el coche se detiene frente [...] dice: «Cuando usted llegó, yo estaba terminando el “Acordaos”». Luego, sonriendo, el médico saca su rosario del bolsillo y dice: —Esta es el arma que empuñé durante nuestra loca carrera. —Usted es el enviado
padre. Mi madre cuidaría a mi hijo. Yo estaba aterrorizada al ver a todos esos peregrinos rezando el Rosario en el autobús y me dije: “¿Cómo vine a parar a este berenjenal, en medio de todos estos “locos”? [...] que me aman. Mi vida ha cambiado radicalmente. Vivo cada día como una gracia, rezo mucho, rezo mi Rosario, voy a Misa. Es un segundo nacimiento para mí. Séverine: Club Medj