San Juan Pablo II colocó la institución de la Eucaristía entre los misterios luminosos del Rosario. María es la “mujer eucarística” por su actitud interior.
La Eucaristía tiene una dimensión sacrificial, es un memorial de la muerte y resurrección de Jesús. Vivamos la Eucaristía con la actitud de María al pie de la cruz. En el memorial del Calvario, Jesús también dijo a todos: “¡Aquí está su Madre!”. La Eucaristía es un acto de alabanza, ¡vivámosla con el Magníficat de María!
El papa emérito Benedicto XVI subraya que María es la Toda Bella, ya que en ella resplandece el esplendor de la gloria de Dios. La belleza de la liturgia celestial, que también debe reflejarse en nuestras asambleas, encuentra en ella un fiel espejo.
Marie de Nazareth