y las cosas mundanas me resultaron amargas. Luego, sabiendo que Dios redime al mundo y que nace de una Virgen, yo me sentí tocada y herida de un gran amor y ya no pensaba sino en él, y no quería nada más
espirituales. Hijo auténtico de Francisco de Asís, el nuevo beato no se cansó de inculcar en los fieles una devoción a la Virgen tierna, profunda y arraigada en la verdadera tradición de la Iglesia. Al final
expulsar demonios; para conservar la integridad de la vida, para adquirir más fácilmente la virtud, en una palabra, para obtener la verdadera paz para los hombres». En 1938, en su encíclica sobre el Rosario
me supera y me asusta. Bajo la influencia de un miedo religioso, la vio llevar el signo seguro de una presencia divina e, incapaz de penetrar en su misterio, quiso despedirla. Pedro quedó asombrado ante
y ella me respondía: “Ahora, mi querido nieto, ora, te explicaré más tarde;” Y seguíamos rezando. Una vez en la casa, ya no era necesario responder a mis preguntas, pues el sueño me había vencido, y nos
Ella, la Santísima Virgen, tan humilde, tan pobre, tan poco considerada, aprende del Espíritu Santo una sabiduría preciosa: aprende que Dios es un Señor cuya única preocupación es elevar al humillado, derribar
María. El pueblo del Quinche está en las montañas a 50 kms de Quito (la capital). Su iglesia posee una estatua de la Virgen María del Siglo XVI. “Nuestra Señora de la Presentación” también llamada Nuestra
Virgen: "No podemos describir los rasgos de la Virgen porque todos son perfectos. Su rostro es de una belleza incomparable. Es suavemente luminoso, nada brillante y así es más hermoso. La Virgen me sorprende
sobre la Iglesia, Lumen Gentium («Luz de las Naciones»), publicada el 21 de noviembre de 1964, es una de las cuatro constituciones conciliares redactadas por el Concilio Vaticano II. En ella encontramos
negativas, abriéndola a la novedad de Dios. El Rosario, cuando se reza con auténtica devoción, no de una manera mecánica y superficial, sino profunda, trae ciertamente paz y reconciliación. Contiene en sí