le dijo a Bernardo, “Recen el Rosario, mediten los misterios. Escuchen la Palabra de Dios allí expresada. Ámense los unos a los otros, ámense los unos a los otros. Perdónense los unos a los otros. Hagan
María desde la cruz: "Mujer, ahí tienes a tu Hijo", y a Juan: "Ahí tienes a tu Madre”, el diablo se expresó así: “En un instante, Ella amó a todos sus hijos por todas las generaciones y dijo su segundo «sí»
(cf. SalVM y OfP ant), le multiplicaba oraciones, le ofrecía afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana. Pero lo que más alegra es que la constituyó abogada de la Orden y puso bajo sus alas
Inmaculada está a la altura del misterio de la Encarnación. Un himno litúrgico de la Iglesia Oriental expresa perfectamente esta verdad: «¿Qué debemos traerte, oh Cristo, que te has encarnado en la tierra por
camino y los escalones que conducen al pie de la estatua. La estatua de Nuestra Señora de Francia expresa principalmente la confianza de los católicos de Francia en la Virgen María. Para los católicos, María
coronada canónicamente bajo el nombre de Nuestra Señora de los Ángeles. Los católicos costarricenses expresan su gratitud, respeto y devoción a la Virgen de los Ángeles durante una peregrinación a la Basílica
dolor, pero su mente no podrá formular palabras. A veces el dolor es demasiado grande y no podemos expresarlo. Entonces, qué regalo será tener las palabras del Rosario, memorizadas, impresas para siempre en
Así, la "plenitud de los tiempos manifiesta la extraordinaria dignidad de la mujer". (…) María expresa su libre albedrío y, por tanto, la plena participación del “yo” personal y femenino en el acontecimiento
cargando a un niño de alabastro, simboliza el dolor que se convierte en oración por manos de María y expresa a la vez la agonía de los inocentes que no han visto la luz, así como el sufrimiento de las mujeres
oración cuya medalla es un “soporte”, han hecho que se le llame la “medalla milagrosa”. Pero, como lo expresan los dos corazones grabados en la medalla, lo que es milagroso es el amor. Un amor que no abandona