inclinada. A quien es la más imponente porque también es la más maternal. A quien es infinitamente eterna porque también es infinitamente temporal. A quien está infinitamente por encima de nosotros porque
criatura» La Virgen María hubiese podido decir no, otra cosa hubiera ocurrido. Pero Dios sabía desde la eternidad que ella diría sí, un sí totalmente libre. Con nosotros Dios usa esa misma cortesía, él no insiste
común de todos los fieles, pero tuvo que costarle la muerte de su hijo, tuvo que unirse al Padre eterno, y que de común acuerdo hayan entregado al Hijo al suplicio. Por eso la Providencia la llama al pie
formar mi alma, para que su hijita sea una imagen viva y atractiva de su Primogénito, el Hijo del Eterno, el que fue la perfecta alabanza de la gloria de su Padre. Santa Isabel de la Trinidad (1880-1906)
evitar el mal, a fin de hacernos dignos de su infinita misericordia durante nuestro tiempo y para la eternidad.
hoguera del amor más ardiente, va a la Esposa que es Amor esencial, Amor-Dios, infinito, inmenso y eterno. Así, según el Cantar de los Cantares: «El Bien-Amado de María es todo para ella, y María es toda
que hemos sido impregnados de la idea que María llevó en su vientre, amamantó, tuvo en sus manos al Eterno, bajo la forma de un pequeño niño, ¿qué limites podemos ponerle al oleaje, al torrente de pensamientos
y vano, le ofrece el testimonio de su fecunda virginidad; a un mundo envejecido, ella le trae su eterna juventud.
sin beber ni comer otra cosa que no fuera la Eucaristía semanal. Poco antes de su entrada a la vida eterna, el 6 de febrero de 1981, Marta, totalmente entregada a la Madre de Dios, confirmaba su gran esperanza:
nosotros también podemos alimentar a Cristo. Eva tomo un alimento y fuimos condenados a un ayuno eterno; María dio un alimento y se nos abrió la entrada al festín del Cielo. A la Virgen María le correspondió