Ferreira: “La noche del 5 de marzo de 1942, Nuestro Señor pareció hacerme sentir más intensamente que se negaba a conceder la paz por los crímenes que ignoraban su justicia y también porque no se había obedecido
El sultán de Egipto les pidió que renunciaran a su fe cristiana, amenazándolos de muerte si se negaban. Ante sus negativas, le pidió a su hija Ismeria (1) que los convirtiera. Ella les preguntó sobre
medio de un estruendoso trueno. Pero, ¿cuál habría sido entonces la libertad de María? ¡No podemos negarle nada a un Dios que se presenta en majestad! En cambio, Dios le envía un ángel en medio de la discreción
santidad. Se hizo "Sierva del Señor", perfectamente dócil a la Palabra de Dios (pues bien podía negarse), disponible, sin reticencias, a la voluntad de Dios sobre ella. Estamos lejos de estas disposiciones
mis excesos inimaginables, me había vuelto alcohólica. Caí muy bajo. No tenía fe desde 2003 y me negaba a entrar a una iglesia. Para mí, ¡Dios no podía existir! ¡Cómo puede dejarme sufrir tanto! Perdí
últimos cinco siglos. ¿Cree usted que este gran cambio cultural —que condujo a la ideología feminista a negar cada vez más la especificidad de la vocación de la mujer— hubiese podido ocurrir si el lugar de María
Mokattam hacia el este, lo que permitiría la extensión de la nueva Ciudad de El Cairo En caso de negarse o de incapacidad para lograr esta hazaña, la comunidad cristiana tendría que elegir una de las siguientes
seno, con actos de veneración debidos a Dios y no habría dejado de hacerlos, como yo no me habría negado a recibirlos, no por mí, sino por Aquel que estaba en mí, a quien llevaba como el Arca de la Alianza
allí y oró con ella, luego invitó a la desconocida a descansar en su casa. Pero la hermosa señora se negó, diciendo que venía solo para curarla de sus males y para pedirle que le hiciera un vestido, ya que
los hombres ya no observa los Diez Mandamientos del Señor. Vuestro Dios es públicamente ignorado, negado, ofendido y blasfemado. El día del Señor está siendo cada vez más profanado. Todos los días atentan