alcánzanos para los hermanos y hermanas de Francia los dones del Espíritu Santo, para que tengamos una nueva juventud, la juventud de la fe, entre estos cristianos y sus comunidades, que yo confío a tu
de la casa del N° 10 de Tyniecka. Karol estaba en su apartamento situado en el subsuelo, detrás de una puerta, con el corazón que se le salía del pecho, rezando... Los alemanes se marcharon con las manos
que él conocía y había pronunciado toda su vida. "Ave María". En 1365, se puso la primera piedra de una iglesia que llegó a ser la perla de todas las iglesias de Bretaña: Nuestra Señora de Folgoet (Nuestra
hia (1995) El silencio de la Sagrada Familia (II) ¿Y cómo hubiese podido María no ser silenciosa? Una criatura que había vivido tanto tiempo con el Creador no podía hablar mucho; su corazón gozaba de plenitud
alma gracias a sus sufrimientos. Quedémonos con María. Cerca de la cruz, su alma fue traspasada por una espada de dolor. ¡Y qué dolor tan lleno de amargura! El corazón de Jesús no podía hundirse en el dolor
cesado y desaparecido, El invierno ya se marchó y las flores han vuelto a florecer Sobre nuestra tierra una voz se deja escuchar Voz dulce, voz de tórtola, voz de paloma. Tomad vuestro vuelo, paloma de belleza
se caldean, vuelve al taller de su padre, y con manos inexpertas, ayudado por los ángeles, labra una cruz de madera. Y San José dice al verlo: - ¿Por qué, Jesús, siempre juegas con escoplos y cepillos
antigua recibida por Balaam: « Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso pero no de cerca; de Jacob avanza una estrella» (Nm 24,17). Ella escrutaba «las promesas hechas a sus padres» (Lc 1,55), «a favor de Abraham»
Talmud de Jerusalén da detalles interesantes al respecto: « La cortina del Templo tenía un espesor de una palma. Era tejido con setenta y dos puntos lisos compuestos cada uno de ochenta hilos. Su longitud
pertenece a título especial. Fue en su seno que Él se formó, tomando en ella la forma humana que evoca una intimidad espiritual seguramente todavía mayor. Nadie se ha dedicado a contemplar el rostro de Cristo