mundial. En una publicación de Facebook, la catedral de Manila dijo que la razón de la iniciativa es el gran número de filipinos que se unió al rezo mundial del Rosario organizado por la misma catedral la semana
mostró en la cruz, quien “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo" (Jn13, 1). María es el gran secreto del corazón de Jesús. Padre Philippe Marie Mossu: Comunidad San Juan Tomado de: Notre Dame
Italia), escribe: “Pienso que el Rosario es la oración más poderosa”. El Padre Amorth consagró una gran parte de sus escritos a los exorcismos y a la figura del diablo. Al llegar a la jubilación, a los
benedictino de N.S. de los Ermitaños en Einsiedeln (Suiza) Rezarle a María nunca será en vano En 1749, un gran criminal del Reino de Valencia, España, que buscaba escapar de las manos de la justicia, quería c
el religioso, el diablo, a través de la boca del niño poseído, exclamó: "¡Ah! He aquí este, con su gran dama... Ahora sí que estoy derrotado, tengo que irme." El niño fue entregado de inmediato. En memoria
adoración, lleva a María contigo” “No tengan miedo de venir adorar al Señor, Todo Poderoso. Él quiso en su gran misericordia quedarse en medio de nosotros para que pudiésemos vivir en su presencia. Pero hay algo
por la Sibila de Cumas En el tiempo de la Virgen, la espera de los romanos podía venir tambien del gran oráculo contado por Virgilio en la 4ª Égloga de sus “Bucólicas” “He aquí los últimos tiempos marcado
de un rabino y convertido en 1826, pasa a ser el Padre Francisco Libermann, misionero enérgico y de gran fecundidad, funda el Instituto del Sagrado Corazón de María, en 1841. Este Instituto se fusiona con
talento y su bondad con los pobres. Hijo de una familia rica, se había casado con la heredera de una gran fortuna. Y como buen cristiano, curaba gratuitamente a todos los pobres. Un domingo, cuando volvía
las afueras de París vivía el célebre doctor Luis Granpas, conocido por su gran talento y bondad hacia los pobres. Era un gran cristiano, se preocupaba por los pobres de forma gratuita. Un domingo, regresaba