El P. Justin Dyikuk, un sacerdote nigeriano, escribió recientemente un libro titulado Mi Rosario y yo. Este libro ha sido acogido por varios líderes de la Iglesia católica en África y el Reino Unido, donde fue lanzado a principios de este mes, como "un tesoro espiritual" que enriquece la teología de la Iglesia Católica e invita a la conversión.
“¿Somos capaces de identificar algo gozoso en nuestra vida cuando meditamos en los misterios gozosos?”, pregunta. "¿Y somos capaces de compartir la misma alegría con nuestros hermanos y hermanas? Y, cuando ocurre una tragedia, ¿cómo influye en nuestra fe? ¿Ayudamos a otros a unir su dolor al de Jesús cuando meditamos en los misterios dolorosos?”.
“¿Cómo respondemos a la invitación a ser discípulos de Jesús cuando rezamos los misterios gloriosos? Y cuando meditamos en los misterios luminosos, ¿reflexionamos sobre el día de nuestro bautismo y nuestro llamado a ser misioneros?”.
Hablando de su conversión cuando comenzó a rezar las 20 decenas al día, el P. Dyikuk, que sobrevivió a un ataque de Boko Haram en 2011, dijo:
“Rezaba el Rosario todos los días, pero antes no era consciente de ello.
He visto muchos frutos en mi vida desde que comencé a dedicar una hora al día a rezar el Rosario".
“Rezar el Rosario refrena el deseo de cometer pecado”, afirma. “El Rosario te pone en contacto con los misterios de Cristo y, a través de ellos, la Virgen nos recuerda que debemos hacer la voluntad de su Hijo”.
El P. Dyikuk sostiene que el Rosario es la "poesía" de la Misa porque "hace una radiografía de los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de Cristo, lo que invita a los cristianos a ver la relación entre su vida cotidiana y estos misterios para obtener de ellos una profunda comprensión espiritual".