En Alemania, en un pequeño pueblo a orillas del Rin, en Schönstatt, a principios del siglo XX, el P. José Kentenich enseñaba latín y alemán en la escuela de los palotinos*. Tiene 25 años y acaba de ser ordenado sacerdote. Sin embargo, muy rápidamente, reconocido por su jerarquía, se convirtió en el padre espiritual de la escuela. Luego sugiere a sus alumnos, a la luz de la espiritualidad mariana de san Luis María Grignion de Montfort, ponerse bajo la protección de la Virgen y caminar con Ella para ir a Jesús.
En 1914, estudiantes y padre espiritual elaboraron juntos los estatutos de una nueva congregación mariana que acababa de nacer y que pronto sería aprobada por la diócesis de Tréveris.
En vísperas de la Primera Guerra Mundial, el P. Kentenich, rodeado por una veintena de sus alumnos que iban al frente, se encontró en la capilla medieval del valle de Schönstatt. Juntos hacen una “Pacto de amor” con la Madre de Dios, a quien el P. Kentenich pide que en adelante establezca su trono en la pequeña capilla.
Esto sucedió el 18 de octubre de 1914. Este fue el documento fundacional de Schönstatt. La pequeña capilla se convierte en el lugar de reconocimiento del movimiento mariano de Schönstatt.
Muy rápidamente, el lugar se convirtió también en un lugar de peregrinación y decenas de miles de peregrinos comenzaron a acudir allí en número cada vez mayor...