22 de diciembre – Italia: Nuestra Señora de la Leche

Santa Virgen María, mi queridísima madre del cielo

Unsplash/Kate Che
Unsplash/Kate Che

Te escribo esta carta para darte las gracias. Gracias por tu presencia diaria a mi lado. Gracias por tu presencia tranquilizadora y alentadora en cada momento de mi vida, de mi nueva vida como católica.

De hecho, fue con motivo de la peregrinación a Chartres de 2013, cuando me hacía preguntas sobre la religión cristiana, cuando tu presencia se hizo evidente para mí. Ave María… Rosarios, las dificultades físicas y técnicas a superar, y tu reconfortante presencia a través de una peregrina, que me ayuda y me regala su rosario... Un rosario tan importante para mí y que perdí este año 2024. Pero me consuela pensar que él tal vez ayude a otra persona que ha emprendido su camino. Tú también supliste mi necesidad, ya que me regalaste otro rosario de Medjugorje…

Sí, desde Chartres 2013 voy en camino hacia Cristo y Tú a mi lado repitiéndome: “Haced lo que él os diga,”. Eres tú, Madre del cielo, quien me da el ejemplo de esta confianza en Jesús, en todas las cosas y en todo momento.

Mis penas y mis cansancios, mis momentos de desesperación, todos te los he confiado a ti, Madre mía del cielo. Siempre has estado ahí para mí. Hoy, en Lourdes, en peregrinación nacional, tengo muchas ganas de dedicarte estos momentos de mi vida en los que me detengo para agradecerte con plena conciencia. Gracias, María.

Marie-Marthe: www.lepelerin.com

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