2 de septiembre – Alemania: Nuestra Señora de las Ortigas (1441)

El sábado es el día de María (II)

iStock/Getty Images Plus/Inaquim
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Humberto de Romans, maestro general de la orden de los predicadores (dominicos), da otras tres razones para dedicar el sábado a la Virgen María:

  1.  Así como el sábado es el día situado entre el viernes de dolores y el domingo del gozo, sin cruzarlo no se puede pasar del dolor a la gloria. Así María se sitúa entre nosotros, que vivimos desterrados del Cielo, y Cristo glorioso, ya en el cielo. Hay, pues, una conciencia de la función mediadora de María.

  1. El sábado, Cristo languidecía en el sepulcro y los apóstoles, incrédulos y desalentados, se habían escondido "por temor a los judíos" (Jn 20, 19), por lo que la fe de la Iglesia se concentró, enteramente, en María. Por eso cada sábado es memoria de la Virgen que cree y espera la resurrección del Hijo.

  1. La misma Madre de Jesús mostró su preferencia por este día, en la iglesia de Blacherne en Constantinopla. Todos los viernes por la noche, sin intervención humana, se quita el velo que cubre el icono de la Theotokos que, suspendido en el aire, se deja ver por los fieles hasta la hora novena del sábado, cuando sin intervención humana el icono vuelve a ser cubierto y devuelto a su lugar habitual. Aunque Occidente está separado de Oriente, Humberto evoca este milagro.

 

Calabuig, Ignazio (1998), “Il culto di Maria in occidente” (“El culto de María en Occidente”), en Ciencia Litúrgica, bajo la dirección de A. J. Chupungco, vol. V. Instituto Litúrgico San Anselmo: Piemme, pág. 342.

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