22 de noviembre – Santa Cecilia, virgen y mártir en Roma, primeros siglos – Vietnam: Nuestra de La Vang (1798) – Siria: Nuestra Señora de Soufanieh (1982) – Ecuador: Virgen de Quinche

"Quien divida a la Iglesia peca y quien se alegre de su división también"

Shutterstock/BillionPhotos
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El 22 de noviembre de 1982, en Soufanieh, en el barrio cristiano de Damasco, Siria, Myrna, la joven esposa greco-católica de Nicolas Nazzour, rezaba con otras dos mujeres, una ortodoxa y la otra musulmana, junto al lecho de su cuñada enferma. La mujer musulmana se quedó muy sorprendida al ver que las manos de Myrna se volvían luminosas y rezumaban aceite. Le dijo a Myrna que estaba angustiada y no sabía qué hacer. Finalmente Myrna posó sus manos sobre la paciente que se sintió instantáneamente aliviada de su sufrimiento.

Días más tarde, el 27 de noviembre, en la festividad de la Medalla Milagrosa, en el mismo momento en que santa Catalina Labourée veía a la Virgen y la medalla, Myrna observó que, entre los iconos de su habitación, una pobre imagen traída por su marido de Sofía rezumaba aceite. Cuando lo llamaron, Nicolas notó que efectivamente el aceite fluía desde la parte inferior de la imagen y caía al suelo cerca de la cama de los esposos. Las manos de Myrna también rezumaban aceite. Mientras todos los familiares convocados para presenciar el milagro comenzaban a orar, se hizo alrededor de Myrna un gran silencio en el que se escuchó una voz femenina que le decía:

«María —“Myrna” es solo un apodo—, no temas, yo estoy contigo. Abre las puertas, no prives a nadie de mi vista. Enciéndeme una vela».

Myrna primero pensó que la voz era producto de su imaginación, pero un repentino corte de energía que sumió a la casa en la oscuridad la obligó a encender una vela. Informado, a pesar de su reticencia, Nicolás abrió las puertas de su casa. Así han permanecido desde entonces… Miles de personas de todos los orígenes, religiones y credos llegan a rezar. Mientras, como puede, la familia Nazour sigue viviendo allí.

Luego, durante cinco apariciones y visiones interiores, Myrna recibió una serie de mensajes de Jesús y María. Cuando se le preguntó al P. E. Zahlaoui, que había seguido los hechos desde el principio, cuál era el mensaje principal para él, respondió: "La Iglesia es el Reino de los Cielos en la tierra. El que la ha dividido ha pecado, y el que se ha alegrado de su división, también ha pecado".

A pesar de la confusión de jurisdicciones —cada una de las principales personas que oran, Myrna, Nicolás y los sacerdotes que los siguen, están bajo la responsabilidad de un obispo diferente— el obispo católico de Myrna dio su bendición, colocó una reproducción del icono en su iglesia y concedió el visto bueno a los libros que hablaban positivamente del acontecimiento.

Según: The Miracle of Damascus (“El milagro de Damasco”).

(www.unitypublishing.com/damascus.html) y www.soufanieh.com

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