San Samaan vivió en Egipto a finales del siglo X. Fue contemporáneo del santo obispo Abram Ibn Zaraa, el Sirio, que ocupó la sede de san Marcos en el año 975. Parece que vivió en una pequeña ciudad, Babilonia o el Palacio de Cera (hoy El Cairo Viejo), durante el reinado de Al-Mu'iz Li-Din Illah, primer gobernador de la dinastía fatimí. Era curtidor. Esta profesión incluía no sólo el curtido de pieles, sino también los diversos oficios que la acompañan como la zapatería. Por eso a san Samaan también se le conoce como zapatero.
San Marcos fue a buscar a este zapatero para reparar sus zapatos estropeados. Cuando el punzón que empuñaba Samaan le atravesó la mano, San Marcos gritó "Ious Theos" que significa "Oh Dios Único ", expresión que sorprendió al curtidor y abrió su corazón a la revelación del Evangelio.
El icono de san Samaan lo muestra privado de su ojo derecho. Un episodio de su vida explica el hecho que le hizo perder el ojo. Un día, una mujer entró en su tienda para darle unos zapatos para reparar. Cuando se los quitó para dárselos, dejó al descubierto sus piernas. Samaan la miró con espíritu de lujuria; pero, recobrándose, tomó su punzón y se lo hundió en el ojo para sacárselo, tomando al pie de la letra el mandato del Señor: "Pues yo les digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna” (Mt 5, 28-29).
Según "La biografía de san Samaan el zapatero", publicada por la iglesia de San Samaan, Mokattam, El Cairo. Extracto de un artículo de Mohamed Salmawy publicado por el semanario AL-AHRAM, semana del 8 al 14 marzo de 2000.