Farchid y su esposa, iraníes de origen musulmán residentes en Francia, se convirtieron a la fe católica y a principios de la década de 2000 decidieron ir a Lourdes. Farchid nos da el siguiente testimonio:
“Decidimos ir a Lourdes, yo como una peregrinación y mi esposa para pedir la curación de nuestro hijo autista. En la tarde del tercer y último día, mientras nos tomábamos una selfie de recuerdo frente a una gran estatua de la Santísima Virgen, ella nos mandó una gracia increíble, que la cámara registró. Primero, una gran luz aparece detrás de nosotros, la cual desdibuja la estatua y baila en el cielo. Esta luz va y viene, luego se concentra en la estatua, que parece reaparecer poco a poco, comenzando por la corona de oro y que se vuelve como iluminada desde dentro, de un blanco purísimo. Regresamos al hotel.
Mi esposa le pregunta interiormente a la Santísima Virgen si sus oraciones van a ser escuchadas. Unos minutos más tarde, dijo: "¡Tengo sed!". Poco después, nuestro hijo le ofrece espontáneamente un vaso de agua, a pesar de que ella no se lo había pedido y él nunca había hecho nada parecido. Desde esta peregrinación, ha hecho un enorme progreso, ¡e incluso sus maestros y educadores están impresionados!
Podría seguir horas así, porque cada día el Señor y la Santísima Virgen me muestran a través de sus maravillas un amor incomprensible e infinito. Sin ellos yo estaba muerto, ya estaba en estado de descomposición, ¡pero no era consciente de ello! Hoy, Jesús está permanentemente en mi corazón, pienso constantemente en él. Rezo dos horas al día. Observo todos mis pensamientos y palabras, no por miedo, sino para no ofenderlo.
Para concluir, quisiera insistir en la importancia del Rosario. La Santísima Virgen misma lo dijo y lo volvió a decir en la mayoría de sus apariciones. Y luego, entrega tu vida al Señor y dile desde el fondo de tu corazón: “Hágase tu voluntad y no la mía».
Adaptado de: www.emmanuel.info