María ejerce un papel maternal con respecto a todos los hombres, lo sepan o no. Si Cristo es el Nuevo Adán, el origen de una nueva humanidad, María colabora con el nacimiento de esta nueva humanidad: con su fe, con su sufrimiento. Así, Ella se convierte a su lado en la nueva Eva que, al pie de la cruz, recibe esta misión de ser Madre de todos los hombres.
En la noche del 29 al 30 de mayo de 1930, el Señor Jesús le reveló a Sor Lucía, en Pontevedra, Portugal, los motivos de la devoción reparadora de los primeros cinco sábados del mes que el Cielo pedía a los tres videntes de Fátima. El número cinco está relacionado con cinco tipos de ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María. El tercer tipo de ofensa es este: Blasfemias contra su divina maternidad, negándose al mismo tiempo a reconocerla como Madre de los hombres”.
María debe ser reconocida como Madre de los hombres, como Nueva Eva. Por eso también se debe orar por la unidad y la paz de todos sus hijos. El papa Juan Pablo II afirmó también que, a través de la veneración a la Virgen María, se ejerce la fuerza de la “maternidad universal” de María, bajo la acción del Espíritu Santo.
Adapté de: Enciclopedia Mariana