En el año 2022 se conmemora el vigésimo aniversario de la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, promulgada el 16 de octubre de 2002, en la cual el santo papa Juan Pablo II propone incluir los misterios luminosos en el ciclo completo del Rosario. El Papa enseña además que «con el Rosario, el pueblo cristiano entra en la escuela de María y es llevado a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. A través del Rosario, los fieles reciben la gracia abundante, como si viniera de las manos mismas de la Madre del Redentor» (RVM 1).
Aunque claramente de naturaleza mariana, el Rosario es, en última instancia, un compendio del mensaje del Evangelio. A través de esta devoción, muchos han ganado la paz interior y la fuerza para sobrellevar sus cruces cotidianas.
La importancia del Rosario ha sido comprendida y practicada por muchos santos. Uno de ellos es san Maximiliano María Kolbe, fundador de la Milicia de la Inmaculada, quien lo recomendaba a todos: «Una oración sencilla y sublime que la misma Inmaculada mencionó cuando se apareció en Lourdes es el santo Rosario. ¡Que se convierta en la espada de todo caballero de la Inmaculada, así como la Medalla Milagrosa es la bala que hiere el mal!».
San Maximiliano dio testimonio de su fe y de su devoción al Rosario, incluso en las situaciones más difíciles. Cuando fue arrestado y enviado a la prisión de Pawiak, en Varsovia, un guardia le preguntó repetidamente si realmente creía en el Rosario. Al responder que sí, fue golpeado tan brutalmente que sus compañeros pensaron que estaba muerto. Finalmente se levantó y animó a todos a mantener viva la esperanza.
Donna Masek, 28 de octubre de 2022.
Fuente (traducido del inglés): www.icatholic.org