El Evangelio de Mateo, así como el de Lucas, cada uno con un enfoque diferente, coinciden en que Jesús nació en Belén. No tenemos otras fuentes sobre el nacimiento de Jesús. «Si nos atenemos a las fuentes y no caemos en inventos personales, queda claro que Jesús nació en Belén y creció en Nazaret».*
“María reclina a su hijo recién nacido en un pesebre (Cf. Lc 2,7). Se dedujo, con razón, que Jesús nació en un establo, en un lugar inhóspito -se estaría tentado a decir: indigno- que, en cualquier caso, ofrecía la discreción necesaria para el santo acontecimiento. En la región de Belén, las grutas siempre se han utilizado como establos.
Ya en Justino (muerto en el 165) y Orígenes (muerto hacia 254), encontramos la tradición según la cual el lugar del nacimiento de Jesús fue una cueva, que indicaron los cristianos de Palestina.
El hecho de que Roma, tras la expulsión de los judíos de Tierra Santa en el siglo II, haya transformado la gruta en un lugar de culto de Tammuz-Adonis, con evidente intención de suprimir la memoria cultural de los cristianos, confirma la antigüedad de este lugar de culto y también muestra su importancia en la consideración romana. A menudo, las tradiciones locales son una fuente más fiable que la información escrita. Por tanto, podemos reconocer un gran valor de credibilidad en la tradición local de Belén, a la que también está vinculada la Basílica de la Natividad. » **
Enciclopedia Mariana
(1) J. Ratzinger, Benedicto XVI, L'enfance de Jésus, (La infancia de Jesús, en español), Flammarion, Paris 2012, p. 95-96
(2) Ibidem p. 98-99