El viernes 3 de agosto del 415, un sacerdote llamado Luciano, a cargo de la iglesia de Cafargamalia (hoy Beit Gemal), pueblo ubicado a unos 30 km al oeste de Jerusalén, vio en sueños al gran rabino Gamaliel, contemporáneo de Cristo, quien le reveló que estaba enterrado allí, así como san Esteban y Nicodemo. Las reliquias fueron trasladadas a la iglesia de Hagia Sion (ahora Abadía de la Dormición) en Jerusalén, y se erigió un monasterio en Beit Gemal ("la casa de Gamaliel"), cerca del convento de las Hermanas de Belén, donde una iglesia de los salesianos guarda la memoria de la aparición Según la tradición, esto es lo que habría revelado Gamaliel:
"Y yo, Gamaliel, lleno de compasión por la suerte de este Ministro de Cristo*, tenía prisa por tener el privilegio de poder hacer algo por este hombre santo y lleno de fe, y durante la noche pedi y supliqué a todos los hombres piadosos que creían en Jesús y que residían entre los judíos, que vinieran en secreto al lugar de la tortura para tomar el cuerpo y llevarlo en uno de mis carros a mi casa, en el pueblo llamado Cafargamalia, que significa "Casa de Campo de Gamaliel". Allí se hizo el funeral y duró 40 días, y lo pusieron en el monumento que mandé preparar, dentro de una urna funeraria, al este».
Las reliquias de san Esteban así halladas y exhumadas con las de Nicodemo, Gamaliel y su amado hijo Abibón, bautizados como él por manos de los discípulos del Señor, fueron recogidas por el obispo de Jerusalén, quien las dio a conocer a todos los cristianos. Fueron solicitadas en todas partes y san Agustín da testimonio en La ciudad de Dios de los milagros que acompañaron la peregrinación de las reliquias de san Esteban por todo el norte de África y luego en Roma.
Y Beit Gemal guardó el recuerdo del paso de la Virgen María, que debía acompañar a los primeros discípulos al funeral de Esteban, en una pequeña casa, en lo alto de la colina, que la tradición aún llama, dos mil años después, "descanso de María".
Equipo de redacción de Marie de Nazareth
* San Esteban es el, primer mártir del cristianismo. Murió lapidado en Jerusalén.