La beata Catalina de Racconigi (1487-1540), celebrada el 4 de septiembre, fue una terciaria dominicana (O.P.). Su nombre era Catalina Mattei, nacida en Racconigi, en el Piamonte italiano, en 1487, en un entorno modesto. Su padre era cerrajero y su madre tejedora.
A la edad de cinco años, Catalina tuvo visiones de Jesucristo, la Virgen y otros santos, entre ellos santa Catalina de Siena. Tenía, además, éxtasis frecuentes.
En 1499, vio a la Santísima Virgen "vestida con un manto de plata" y un "diamante" en medio de la frente. La acompañaba el Niño Jesús. La aparición le pidió que le diera su corazón. "No sé dónde está", respondió la niña. ¡Si usted lo encuentra, se lo daré! El Niño Jesús le dijo: “Me desposo contigo en la fe, en la esperanza y en la caridad”.
Posteriormente, ingresó en la Orden de los Predicadores como terciaria. Sus visiones aumentaron y recibió los estigmas. A lo largo de estas apariciones, el Niño Jesús creció al mismo tiempo que Catalina, quien llevó una vida de penitencia y expiación.
En el transcurso de su vida, Catalina fue visitada por muchas personas que le pedían consejos espirituales y oraciones.
Rechazada por quienes la rodeaban, murió en el exilio, en Caramagna en el Piamonte. Mons. Juan Juvenal Ancina (†1604), obispo de Saluzzo, abrió un proceso informativo con vistas a su beatificación, realizada en 1810.