29 de junio – Santos Pedro y Pablo, Apóstoles – Francia: Laghet, Nuestra Señora de Laghet

Desde 1652, ¡la Virgen María ha hecho prodigios ahí!

© Frantz-Samy, CC BY-SA 3.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0, via Wikimedia Commons
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En un entorno verde, María eligió un pequeño valle, a 20 km de Niza, al sur de Francia, para derramar gracias y esto desde en 1652.

En el siglo XV existía una capilla, aunque probablemente ya había alguna construcción en el siglo XI. La capilla se convirtió en un lugar de prodigios cuando, durante más de 25 años, un sacerdote de Eze, Don Jacques Figuiera, cuidó con amor el edificio. De repente, en los primeros días de 1652, se produjeron los “prodigios”:

–Casanova, aquejado de lepra, fue curado invocando la intercesión de la Virgen María en cuanto le hablaron de esta pequeña capilla.

–Poco tiempo después, también de Mónaco, una viuda decidió, por consejo de un sirviente del pueblo de La Turbie, ir nueve días seguidos a Laghet, para pedir la liberación de su único hijo que había caído en manos de los piratas. Al segundo día, antes de terminar la novena, tuvo un sueño en el que vio a su hijo ser liberado, como efectivamente sucedió.

–Una familia de La Turbie fue quien recibió el tercer milagro. Jacques Aicard tuvo una hija, María, completamente trastornada, epiléptica y poseída por el demonio. Le rogó a Don Fighiera que viniera a orar por ella en Laghet. El sacerdote llegó e inmediatamente la niña quedó curada.

Un leproso curado, un cautivo liberado y una endemoniada liberada: tres episodios con un auténtico sabor evangélico aseguran definitivamente la reputación del lugar. Los peregrinos llegan en gran número desde Niza, Mónaco, Ventimiglia, San Remo, Oneille. El obispo, Mons. de Palletis, pide a una comisión de teólogos asistidos por un abogado y un médico que examine los “hechos de Laghet”.

Así, fueron reconocidos como auténticos 22 de los 36 hechos presentados en dieciocho meses. El culto fue aprobado oficialmente el 26 de diciembre de 1653.

El santuario se convirtió, con los años, en parte de la identidad de Niza. Los soberanos de Saboya se mostraron interesados por Laghet. Mónaco, por su parte —es evidente por la historia y la geografía—, hizo de él un lugar de peregrinación privilegiado del principado.

Durante estos tres siglos y medio de historia, el culto se ha mantenido, es más, ¡ha seguido fuerte contra todo viento y marea!

Fuente: Enciclopedia Mariana

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