Los colonizadores españoles llegaron a esta región de Colombia alrededor de 1500. Allí encontraron a las tribus indígenas Chibcha (o Muisca) y Tairona, las cuales fueron diezmadas o conquistadas. El movimiento independentista se inició en 1810 y triunfó en 1819.
Las divisiones dentro del poder interno llevaron en 1830 a la separación de los departamentos que entonces componían la “Gran Colombia”: Venezuela, Ecuador y Colombia. Tras esta separación, se mantuvieron las divisiones internas, desencadenando una guerra civil que culminó con la secesión de Panamá en 1903, con la injerencia de Estados Unidos.
Colombia experimentó, desde la década de 1960 hasta 1991, un conflicto armado que involucró a guerrillas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y grupos paramilitares de extrema derecha opuestos entre sí y opuestos al gobierno colombiano. Además, ¡el tráfico de drogas es fuente de graves tensiones!
Sin embargo, en Colombia no solo las parroquias llevan nombres marianos, también las regiones, ríos, montañas, playas, pueblos y calles llevan el nombre de María. Toda una población se volvió hacia María. Con el papa Pío XII, el presidente rezaba el Oficio de Nuestra Señora todos los sábados, los diputados se ponían bajo la protección de María y prometían defender el misterio de su Inmaculada Concepción; los soldados combatían rosario en mano y proclamaban a María su capitana. Y Pío XII llamó a este país “Jardín de María”.
El santuario nacional es el de Nuestra Señora de Las Lajas, cerca del pequeño pueblo de Ipiales. Pero fue en Chiquinquirá que el papa Juan Pablo II consagró el país a la Virgen María, el 3 de julio de 1986.