Hola, quisiera dar testimonio sobre las gracias que mi familia recibió rezando a María. Mi madre, llamada Teresa, tenía una gran devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Mi mamá y su hermana tenían una pierna izquierda dislocada desde su nacimiento, debido al matrimonio consanguíneo de sus padres que eran primos. Cuando nací, por tanto, me hicieron una radiografía de las caderas y, lamentablemente, la radiografía mostró la misma dislocación en mi madre y en mi tía.
Mamá hizo votos a la Virgen de vestirme, hasta que cumpliera un año, de blanco y azul, los colores con los que se vistió María en sus apariciones, pidiéndole la gracia de evitarme la cadera dislocada. La Santísima Virgen accedió a sus oraciones: ¡la radiografía tomada para mi primer cumpleaños ya no mostraba ninguna dislocación!
El radiólogo pensó que era imposible y recomendó a mis padres: «Si son creyentes, enciendan una veladora porque no es posible que su hija no tenga la cadera dislocada». ¡He contado muchas veces esta hermosa historia y todavía hoy agradezco al Señor y a la Virgen María por haberme curado de tal discapacidad!
Gloria a María y a Jesús por todas las gracias que aún hoy nos conceden.
C. C. Lector francés de Un minuto con María
Testimonio enviado a la Asociación Marie de Nazareth, el 7 de septiembre de 2021.