Actualmente, el Santuario de Nuestra Señora de Fátima es el centro de atracción mariana más famoso y frecuentado de Portugal. Un santuario de renombre mundial. La Virgen ahí pidió esencialmente tres cosas: 1) la devoción a su Inmaculado Corazón para alejar a los pecadores del infierno y por la paz; 2) la consagración a su Inmaculado Corazón ofrecida por la conversión de Rusia; y 3) la comunión reparadora de los primeros sábados de mes.
Además, los acontecimientos de Fátima, ¡impulsaron el fervor mariano de la nación con un nuevo ímpetu que despertó a todo el país!
Todos los guías espirituales de Portugal reconocen que fue gracias a la protección milagrosa de María y a la profunda piedad mariana de sus hijos, que la nación se mantuvo al margen de la Segunda Guerra Mundial, que tantos estragos causó en el resto de Europa.
Así, el papa Pío XII, durante la coronación de la estatua de Nuestra Señora de Fátima en 1946, pudo decir a los portugueses: “La guerra más terrible que jamás haya asolado al mundo, durante cuatro largos años rondó vuestras fronteras sin poder cruzarlas. Se lo debéis sobre todo a Nuestra Señora, que desde su trono de misericordia [...] situado en Fátima, en el centro de vuestro país, velaba por vosotros y vuestros gobernantes...