29 de abril – Santa Catalina de Siena, virgen, terciaria dominica, doctora de la Iglesia y patrona de Europa

Lourdes: nuevas categorías de curación y otros datos que usted sin duda ignora (I)

Cristianos de todo el mundo han informado de miles de apariciones de la Virgen María, desde el siglo IV en Asia Menor (ahora Turquía) hasta la California contemporánea. De todas estas apariciones, las más famosas son las de Nuestra Señora de Lourdes a una joven en los Pirineos franceses, a mediados del siglo XIX.

Desde entonces, la devoción a Nuestra Señora de Lourdes nunca ha dejado de habitar en el imaginario católico. Lourdes es una de las apariciones reconocidas oficialmente por el Vaticano, con fiesta propia, fijada el 11 de febrero en el calendario litúrgico universal. Unos seis millones de peregrinos acuden cada año al santuario de Lourdes (Francia) para orar y buscar sanación.

Esta peregrinación popular es uno de los ejemplos más visibles de la devoción a María de muchos católicos.

En 2006, las autoridades eclesiásticas declararon que más allá de los "milagros", a partir de ahora, reconocerían tres categorías adicionales de curaciones en Lourdes, a la luz de los avances en el conocimiento médico: las curaciones inesperadas, las confirmadas, las excepcionales. Estas nuevas categorías relajan la antigua división estricta entre curaciones naturales y sobrenaturales, lo que implica que Dios interviene en muchos casos donde se restaura la salud, incluso en casos que no califican estrictamente como milagros en el sentido usado tradicionalmente por la Iglesia.

Aunque el número de milagros oficialmente reconocidos ha disminuido, la fe popular en Lourdes es más fuerte que nunca. La comprensión de que la enfermedad y la curación implican aspectos psicológicos, emocionales y espirituales, así como físicos, ayuda a explicar parte del continuo atractivo de Lourdes para muchos católicos contemporáneos. Las prácticas devocionales apelan a las experiencias sensoriales de la vista, el tacto, el gusto y el oído.

Los visitantes vienen de todo el mundo para encender velas en la gruta, tocar la roca donde la Virgen se apareció a Bernardita, participar en los cantos de las procesiones organizadas dos veces al día, asistir a Misa, comulgar, bañarse en las piscinas y beber el agua bendita del manantial.

P. Dorian Llywelyn, S.J.

https://www.heraldmalaysia.com

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