Nuestra Señora quiere que seamos cristianos fieles a Dios, mejores cristianos. Nosotros también merecemos el reproche de Nuestro Señor: «¡Hombres de poca fe!» Con demasiada frecuencia tenemos una fe que languidece; por consiguiente, nuestra esperanza no es sólida, nuestra caridad se enfría. Nos dejamos preocupar por lo que sucede a nuestro alrededor, por hechos triviales y, por así decirlo, nos olvidamos de la eternidad. Una primera conversión es imprescindible: ¡debemos pensar en el futuro!
Los cristianos de hoy siguen voluntariamente los ejemplos mundanos. Nuestro Señor y los santos, en la práctica, son mal entendidos. El mundo y sus vanidades atraen más. Los cristianos de hoy suelen tener poca devoción, pero muchas devociones. La multiplicidad de devociones hace que, pronto, no tengamos más devoción.
El verdadero cristiano observa con alegría los Mandamientos. Supliquémosle a Dios, el Padre de las misericordias. Como saben, ¡Dios nunca es tan grande como cuando perdona!
Oremos a la Santísima Virgen: que no permita que sus hijos se pierdan en el camino ancho al que el mundo invita a los cristianos.
Padre Emmanuel, extracto de Chaque jour avec Marie dans la Sainte Espérance (“Todos los días con María en la santa esperanza”), § 31.
61550 Saint Evroult- Notre-Dame-du-Bois (Nuestra Señora del Bosque), Francia.