Al principio éramos tres amigas. La preocupante situación de nuestro mundo nos entristecía mucho: la pandemia y sus dramáticas consecuencias, el incumplimiento de las leyes fundamentales de la vida, la inversión de valores y los ataques contra la Iglesia. Teníamos muchas ganas de actuar, pero no sabíamos muy bien cómo...
Le presentamos este deseo al Señor para que nos iluminara y nos guiara. Rezamos. Una de nosotras, Catalina, pasó varias horas el 21 de septiembre de 2020 en el Carmelo de Chambéry (Alpes franceses) frente al Santísimo Sacramento. Fue allí donde recibió una visión interior.
La primera imagen de esta visión representó el fresco que se encuentra en la cripta del Santuario de Nuestra Señora de Myans, en Saboya (Francia). Este fresco representa un milagro que tuvo lugar en 1248, durante el derrumbe de la montaña Granier. Toda la región estaba envuelta en barro y rocas, excepto el santuario donde los monjes rezaban ante la estatua de Nuestra Señora de Myans. El fresco muestra una especie de demonios que intentan destruir el Santuario con enormes rocas; pero que dicen: “No podemos, porque la Virgen María nos lo impide”.
Entonces Catalina vio una segunda imagen: la capilla de la adoración perpetua de Chambéry.
En el interior, había un enorme rosario colocado en el suelo, al pie del Santísimo Sacramento. Parte del rosario salía por la puerta hacia la calle, donde seguía desplegándose. Allí, en el exterior, sus cuentas se transformaron inmediatamente y se convirtieron en murallas de una fortaleza. Esta gran muralla constituía una formidable protección. Mientras se desarrollaba esta visión, dos palabras resonaban en su interior: “Rosario perpetuo”.
En los días posteriores a la visión, discernimos en oración, con un sacerdote, el significado que podría tener. Entonces respondimos a la llamada del Señor, convencidas del poder del Rosario, ¡esta extraordinaria muralla que protegerá, cada vez más, al mundo entero! Fue así cómo comenzó Rosario Perpetuo por el Mundo, el 1 de octubre de 2020.