Durante las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima, Nuestra Señora mostró a los tres pequeños videntes una visión del infierno y les dijo: “Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz” (1).
Esta es una declaración extraordinaria, una declaración que sin duda alterará el ánimo de algunos cristianos no católicos. Porque Dios nos dice que el camino que conduce a Jesús, que es él mismo “el Camino” (Jn 14,6), pasa por la devoción a la Virgen. Pero el cristiano que conoce su Biblia recordará que, de hecho, al final de los tiempos, una "mujer" jugó un papel extraordinario en la derrota de Satanás (Apocalipsis 12,1-17). Es algo que fue predicho desde el principio: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar" (Gn 3,15).
Recordemos aquí lo que dijo el papa san Juan Pablo II: “En esta dimensión universal, la victoria, si llega, será alcanzada por María. Cristo vencerá por medio de Ella, porque Él quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo del futuro estén unidas a Ella” (2).
Adaptado de: Mark Mallett
(1) Congregación para la Doctrina de la Fe (2000). “El mensaje de Fátima”, extraído el 13/09/2021 desde: https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html
(2) Juan Pablo II (1994). Cruzando el umbral de la esperanza, Barcelona: Plaza & Janés.
https://pierre-et-les-loups.net/le-temps-des-refuges-718.html