24 de julio – Italia, Roma: Nuestra Señora del Sagrado Corazón - San Charbel

La piedad mariana une al Líbano en medio de la tragedia

Líbano sigue sanando sus heridas tras la explosión que devastó el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, dejando más de 180 muertos y 6500 heridos. Treinta años después del final de la guerra civil, el país de los cedros sigue siendo extremadamente frágil y este desastre se suma a una larga serie de tragedias y dificultades a menudo vinculadas a presiones externas.

Sin embargo, en la historia y en la actualidad, el pueblo libanés ha demostrado su resistencia, su capacidad para recuperarse, para reconstruir. La fuerza de este impulso se encuentra a menudo en la profunda fe de muchos libaneses. Al igual que el apego a san Charbel, cuya influencia en Líbano es comparable a la del Padre Pío en Italia, la piedad mariana constituye un fuerte vínculo más allá de las fronteras confesionales entre cristianos y musulmanes.

Muchos libaneses poseen una intensa devoción a la Virgen María, representada en muchos lugares, en las calles, en las casas y, por supuesto, en iglesias y santuarios. Las múltiples tragedias vividas por Líbano a lo largo de estas décadas, desde la hambruna de 1915-1918 hasta la guerra de 1975-1990, no impidieron que los libaneses recurrieran a María para acercarse a Dios.

Los acontecimientos recientes también ilustran este anclaje espiritual del Líbano. El trauma de la explosión del 4 de agosto sigue vivo en la población libanesa, pero muchos residentes de Beirut se ven a sí mismos como milagros. De hecho, el balance podría haber sido mucho peor, dada la dimensión de la explosión. Muchos afirman haber sido protegidos por la Virgen María e incluso algunos de los que han sufrido heridas, dolor y pérdida material ven a María como mediadora de la curación y el consuelo divinos.

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