12 de julio – Brasil: Apariciones de Myriam, Madre Inmaculada de Jesús a Sebastián Fausto de Faria en Natividade, en 1968 (culto autorizado)

“No dejes nunca que nada te deprima o desanime”

En su libro El secreto de María, san Luis María Grignion de Montfort escribe: “Dios hizo un mundo para el hombre viajero, este mundo; un mundo para el hombre bienaventurado o feliz, el cielo; pero hizo otro para sí mismo, al que le dio el nombre de María”.

Este mundo que se había reservado para sí mismo, nos lo ofreció en la cruz por las manos y el corazón del apóstol Juan. Así, el mes de mayo, que sigue al gozo pascual de la Resurrección y precede a la efusión del Espíritu Santo, invita especialmente al pueblo católico a redescubrir el tesoro de la devoción mariana. Meditemos en nuestro corazón sobre todas las riquezas del ofrecimiento de Nuestro Señor en la Cruz y de los misterios de su santa vida en la tierra, rezando el Rosario.

Redescubramos los santuarios o pequeñas capillas en las que la Santísima Virgen nos regala sus gracias y nos ofrece el silencio y la tranquilidad propicios para la oración. Más que una rica herencia, María nos abre siempre una nueva ventana a los misterios de Dios y de la vida humana.

Como a san Juan Diego, la Santísima Virgen nos tranquiliza después de la situación que acabamos de atravesar y que aún estamos atravesando: "Escucha lo que te voy a decir y deja que penetre en tu corazón: nunca dejes que nada te deprima ni te desanime. No te preocupes ni te sientas abrumado por tu dolor. No temas ninguna enfermedad, molestia, ansiedad o dolor. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra, bajo mi protección? ¿No soy yo tu fuente de vida? ¿No estás acurrucado entre los pliegues de mi manto? ¿Seguro en mis brazos? ¿Necesitas algo más?”.

Recemos a María especialmente por todas las víctimas de la pandemia. Oremos por nuestra propia conversión al evangelio de Cristo.

Descubramos las joyas de María y repitamos, siguiendo al padre de Montfort y a san Juan Pablo II: "Soy todo tuyo, mi Reina, mi Madre, y todo lo que tengo te pertenece”.

 

Adaptado de Corentin Dugast

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