14 enero – Francia: Nuestra Señora de Bergemont – Italia, Roma: Nuestra Señora de la Lámpara

“Cuando entro en el santuario…”

A medida que crecía, me fui convirtiendo en una persona ansiosa. Me preocupaba mucho por las pequeñas cosas de la vida y siempre estaba estresada. En Inglaterra tengo un trabajo muy absorbente y pertenezco a varias organizaciones benéficas. No me tomo tiempo para mí y mi familia, y en mi cabeza los pensamientos siguen corriendo. Pero, cuando regreso a Lourdes todos los años, tan pronto como pongo un pie en el santuario, todas esas preocupaciones desaparecen. Me siento en paz conmigo misma. La gente aquí siempre está dispuesta a compartir sus problemas. Quieren ayudarte a entenderlos para que sanes no solo tu cuerpo sino también tu mente.

La gracia que he recibido aquí, y que sigo recibiendo cada vez más, es la paz conmigo misma. Por lo general, siempre siento que llevo un peso sobre mis hombros y en este santuario ese peso desaparece. Puedo respirar normalmente, mientras que cuando estoy en Inglaterra, ocupada todo el tiempo, a veces siento que me asfixio.

Sin embargo, cada año, gracias a Lourdes, aprendo cómo ser mejor persona, cómo lidiar con las preocupaciones, ansiedades, relaciones difíciles. Cada año, aprendo más sobre qué hacer para sentirme mejor y a preocuparme menos por el regreso.

Para mí, la gracia de Lourdes es percibir que, en la Gruta, María, nuestra Madre, escucha mis oraciones y aligera el peso de mis preocupaciones. Lo que me llama la atención es esta atmósfera de paz, esta calma nada más entrar al santuario. Tienes que ir para comprenderlas.

Jessica, 25 años, publicado en Diario de las gracias de Lourdes, núm. 4 - junio 2016.

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