El papa Francisco bendijo la sagrada efigie de la Virgen María con la Medalla Milagrosa1 el miércoles 11 de noviembre de 2020 en Roma, en presencia del padre Tomás Mavrič, superior general de la Congregación de la Misión y de la Compañía de las Hijas de la Caridad, fundadas por san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac. Una pequeña delegación organizadora de la Peregrinación de María estuvo presente. Durante un año, de hecho, la Virgen de la Medalla Milagrosa visita las comunidades en Italia con motivo del 190 aniversario de las apariciones a santa Catalina Labouré.
Fue en la noche del 18 al 19 de julio de 1830 que Catalina Labouré, una joven Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, vio a la Santísima Virgen con quien tuvo un largo encuentro. María le dijo estas palabras: “Los tiempos son muy tristes. Las desgracias llegarán a Francia. El mundo entero quedará devastado por desastres de todo tipo. Pero, si vienes al pie de este altar, aquí las gracias se extenderán sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor... Yo siempre he velado por ustedes".
El 27 de noviembre de 1830, Catalina Labouré volvió a ver a la Santísima Virgen con un pequeño globo (que representa a la humanidad) en sus manos; contempló su belleza y aceptó la misión de hacer acuñar una medalla: “¡Quienes la lleven recibirán grandes gracias!”, prometió la Santísima Virgen.
Los vicentinos, fieles a la Palabra de Dios e inspirados por su carisma centenario que los llama a servir a Dios en los pobres, quieren recordar que aún hoy la Santísima Virgen nos invita a acudir al pie del altar.
Una peregrinación de la Virgen de la Medalla Milagrosa se está desarrollando actualmente en Italia del 1 de diciembre de 2020 al 22 de noviembre de 2021. Comenzó en el Lacio (región de Roma) y terminará en Cerdeña. El objetivo de los misioneros vicentinos es, pues, transmitir la promesa de amor de María a santa Catalina Labouré: “Yo estaré siempre con ustedes... tengan confianza... no se desanimen”.
(Comunicado de la Familia Vicentina)
1 La Medalla Milagrosa fue pedida por la Virgen María a Catalina Labouré, durante una aparición en el numero 140 de la calle del Bac en París, en 1830. Ahora, curiosamente, aunque las apariciones a Catalina Labouré nunca han sido reconocidas oficialmente, la liturgia de la Iglesia menciona oficialmente los hechos que allí tuvieron lugar y la capilla es reconocida como lugar de culto.