Recientemente, debido a un fuerte dolor cardiaco, me diagnosticaron isquemia cardiaca con arteria coronaria bloqueada que causaba necrosis del corazón (15%). Se programó de urgencia una coronarografía con colocación de stent y me fui al Servicio de Cardiología para ser hospitalizada.
Tenía mucho miedo: tengo una fuerte alergia que podía provocar un shock anafiláctico en el momento de la inyección del producto de contraste. Convencida de que no superaría esta intervención, me había preparado anímicamente para pasar a mejor vida.
Acostada, mientras esperaba, decidí rezar comenzando por un padrenuestro; pero vinieron por mí y me di cuenta de que no iba a alcanzar a terminarlo, así que me entregué espontáneamente a la Virgen María y le dije: “María, me entrego a ti, estoy lista para morir, gracias por acompañarme... y si puedes intervenir por mí, haz que el coágulo de la arteria se libere antes de la operación”. Me sentí "transportada" por su amor infinito. Esto debió durar solo unos segundos.
El cirujano procedió a la operación: un catéter que se introduce al corazón. Me habían advertido que eso llevaría algo de tiempo. Sin embargo, asombrosamente, todo se terminó a los pocos minutos: “su corazón no presenta nada anormal”, dijo el cirujano sorprendido. No podía creerlo: todo había desparecido.
Traté de entender cómo era posible. Hasta el día de hoy, los médicos no se explican lo sucedido. Nunca volví a tener dolor de corazón. Personalmente, estoy convencida de que mi curación es milagrosa y quiero compartir este testimonio para dar esperanza a todos los que sufren. Gracias, Virgen María.
Testimonio de Pascale, lectora de Un minuto con María, recibido en octubre 2020.