El gran papa Pío X, que marcó el comienzo del siglo XX, fue canonizado el mismo año de la proclamación del dogma de la Asunción de María, esto es, en 1954. Elegido papa el 4 de agosto de 1903, tomó el nombre de Pío X y fue entronizado el 9 de agosto de 1903. Pío X murió en el Vaticano el 20 de agosto de 1914 y sus restos fueron depositados en las grutas vaticanas el 23 de agosto de 1914. El carácter heroico de sus virtudes fue proclamado el 3 de septiembre de 1950. Pío XII lo beatificó el 3 de junio de 1951 y lo canonizó el 29 de mayo de 1954.
Pío X fue un gran papa reformador y la Iglesia le debe una considerable labor magisterial. Fue, ante todo, el papa de la comunión frecuente: observando que en casi todas partes el acto sacramental de la Primera Comunión se retrasaba injustificadamente, decidió que en adelante tendría lugar a la edad de siete años. También escribió encíclicas sobre la Doctrina Social de la Iglesia y fundó la escuela de Arte Sacro con el motu proprio Tra le sollecitudini (Entre los cuidados).
El cincuentenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción fue para él una razón más para hacer amar a la Virgen María. Con la encíclica Ad diem illum laetissimum (En aquel alegre día), del 2 de febrero de 1904, el papa san Pío X promovió la verdadera devoción a María y exhortó a todos los fieles a implorar frecuentemente su protección, siguiendo la espiritualidad de san Luis María Grignion de Montfort.
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