A María Dios le dio al Hijo unigénito a quien él había engendrado en su propio seno igual a sí mismo y en María modeló al Hijo, no a otro, sino al mismo, para que según la naturaleza fuera el único hijo común de Dios y de María.
Dios creó a la criatura y María engendró a Dios: Dios, que creó todo, se hizo a sí mismo criatura de María y así recreó todo lo que había creado. Y aunque habría podido recrear todas las cosas de la nada después de su ruina, no quiso restaurarlas sin María. El que creó todas las cosas de la nada, no quiso restaurarlas sin antes convertirse en hijo de María.
Dios es, por tanto, el Padre de las cosas creadas; María, la madre de las cosas recreadas.
Dios es el padre de la fundación del mundo; María, la madre de su reparación, porque Dios lo engendró por medio de quien todo fue hecho y María dio a luz a aquel por quien todas las cosas fueron salvadas.
Dios engendró a aquel sin quien absolutamente nada existe y María dio a luz a aquel sin quien nada es bueno.
Verdaderamente el Señor está contigo, él que quiso que todas las criaturas y él mismo te debieran tanto.
San Anselmo de Canterbury (1033-1109)