En la Iglesia occidental, la Visitación se instituyó en el año 1389, a petición del obispo de Praga, como un llamado a María, a Jesús y al Espíritu Santo, por la unidad de la Iglesia, en el momento del gran cisma de los años 1378-1417 que dividió al papado. Fue solo después del Concilio Vaticano II que la festividad se trasladó al 31 de mayo, en el “mes de María” y en general también, como en este año 2020, al tiempo litúrgico de Pentecostés.
Marta Robin1 afirmó el estrecho vínculo entre María y el Espíritu Santo durante el Nuevo Pentecostés, señala el padre Joël Guibert en su libro, La hora ha llegado:
Dios es ciertamente todopoderoso; pero, para manifestar su omnipotencia, su inmensa humildad lo empuja a “esconderse” detrás de la criatura más pequeña que hay, María. Así fue en la primera venida del Dios encarnado, así será en esta misteriosa venida del Espíritu al mundo: el Espíritu de Cristo se manifestará a través del Inmaculado Corazón de María. Esto coincide con la valiosa enseñanza de Luis María Grignion de Montfort: “María ha producido, con el Espíritu Santo, lo más grande que ha sido y será: un Dios-Hombre. Y, en consecuencia, producirá las cosas más grandiosas que se darán en los últimos tiempos”. (...) Por tanto, el nuevo Pentecostés está íntimamente relacionado con una profunda devoción a María. “Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”, dijo la Santísima Virgen a los videntes de Fátima.
1 Marta Robin (1902-1981): https://www.mariedenazareth.com/encyclopedie-mariale/les-grands-temoins-marials/aux-xx-et-xxi-siecles/marthe-robin-1902-1981/
2 Padre Joël Guibert, sacerdote de la diócesis de Nantes, en Bretaña (Francia), extractos de su libro L’Heure est venue (La hora ha llegado), publicado por ediciones Téqui (París), en mayo de 2018, pág. 157.
El equipo de Marie de Nazareth