Honramos a María asistiendo fervientemente a Misa en las festividades marianas durante todo el año. Durante esas misas y en otros momentos, le damos a María un culto de hiperdulía (mayor que el que se da a los santos [dulía] y menor que la adoración que ofrecemos a Dios), debido a los dones de gracia que Dios le concedió y por la forma en que Ella respondió a dichos dones.
También la honramos con todas las formas de oración mariana que practicamos: el Rosario, el Ángelus, la Regina Coeli, la Salve Regina, el Memorare, etc. Deberíamos rezar estas oraciones con mucha frecuencia hasta aprenderlas de memoria.
También podemos venerar a María cultivando una vida interior similar a la de Ella. María meditó, es decir, reflexionó sobre los acontecimientos de su vida en relación con el plan de salvación de Dios. Nosotros también somos partícipes del plan de salvación de Dios, ya que somos instrumentos y colaboradores de Dios en su Reino. Todo lo que nos sucede tiene un lado positivo y depende de nosotros intentar, con la ayuda de Dios, descubrirlo y apreciarlo.
Las palabras de María en las Bodas de Cana revelan su disposición fundamental, la cual podemos aplicar a nosotros mismos: "Hagan lo que Él les diga”. Podemos honrar a María invocando su intercesión.
Hermano Antony Kadavi: Extractos de su homilía del 30 de diciembre de 2019. Adaptado de Vatican News.