Aunque hoy su nombre haya caído en el olvido, la ciudad de Séforis, en Galilea (ahora Israel) fue, en tiempos bíblicos, una de las ciudades más majestuosas. Esta espléndida ciudad fue incluso una capital provisional bajo Herodes Antipas. Además, una tradición, ciertamente apócrifa, afirma que Séforis fue probablemente la ciudad de los padres de la Virgen María. Pero, sobre todo, no lejos de allí, Jesús manifestó su gloria a sus discípulos.
Situada a unos diez kilómetros de Nazaret, el historiador romano de origen judío Flavio Josefo describe a Séforis como la "joya de toda Galilea" en tiempos de Herodes el Grande, quien decidió su fortificación para convertirla en su capital provisional.
¡Su historia fue agitada! Destruida, y luego reconstruida, cada siglo verá aumentar su esplendor, ganando un estilo típicamente romano: magníficos edificios públicos, teatros, tiendas, sin mencionar una multitud de espléndidas casas privadas cuyas excavaciones han revelado la belleza de sus mosaicos. Una de las ciudades más majestuosas de los tiempos bíblicos..., hasta el terrible terremoto de 363 que desafortunadamente la devastará.
Séforis era sobre todo una ciudad bajo dominación romana. Sin embargo, la presencia romana no debería sorprender a nadie en esos tiempos en que el Imperio se había extendido hasta Galilea y constituía el marco histórico, cultural y político de la vida de Jesús. Los textos apócrifos, no reconocidos por la Iglesia, en particular el Protoevangelio de Santiago, incluso afirman que la madre de la Virgen María, santa Ana, nació en Séforis, y tal vez también María misma...
Una iglesia de tres naves construida durante las Cruzadas, en el lugar probable o presunto donde vivieron Ana y Joaquín, padres de María, ha perpetuado esta creencia. Sea que los abuelos de Jesús vengan o no de Séforis, el hecho es que la próspera ciudad, distante pocos kilómetros de Nazaret donde él vivió, no le pudo ser ajena ni desconocida. Además, ¿nos es lícito pensar que es en esta ciudad, situada en la cima de una colina, en la que Jesús piensa cuando en el Sermón de la Montaña dice: "No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña” (Mateo 5, 14)
Finalmente, también cerca de allí, en Khirbet Qana, Jesús realizará su primer milagro ante los hombres al convertir el agua en vino durante las Bodas de Caná. El milagro lo relata el Evangelio de Juan: "Este fue el comienzo de la señales que Jesús realizó. Fue en Caná de Galilea. Entonces, manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él” (Jn 2, 11).
Adaptada de : Aleteia