Se encontró la estatua de la Santísima Virgen que estaba a bordo de la galera real comandada por Don Juan de Austria, medio hermano del rey Felipe II de España, durante la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571).
Mientras en Roma el Papa Pío V oraba por la victoria de los cristianos, el buque insignia de la flota abordó la galera turca donde se encontraba el comandante de las fuerzas otomanas, Ali Pasha, que fue decapitado poco después. La victoria de la Santa Liga Católica detuvo el avance de las incursiones musulmanas en Europa sin, por ello, detener los asaltos costeros y la captura de esclavos.
Esta victoria del 7 de octubre de 1571 se celebra todos los años con la festividad de Nuestra Señora del Rosario. Los venecianos habían ofrecido la estatua de la Virgen del Rosario a Don Juan de Austria. De regreso a España, después de realizar esta gran hazaña de armas, la estatua de la Madre de Dios fue legada por Don Juan de Austria, a su muerte en 1578, a la Cofradía de las Galeras en la iglesia de San Juan de Letrán del Puerto de Santa María en Cádiz (España). En 1854, la estatua fue trasladada al Colegio de Aspirantes de la Academia de Guardias de la Marina de San Fernando, antecesora de la Academia Naval Española.
Luego pasó de mano en mano y le perdimos la pista. Sin embargo, recientemente fue entregada al Museo Naval de Madrid, donde será restaurada y expuesta al público. La estatua, aunque ha perdido un ojo, conserva toda su presencia sobrenatural.
¡Más que nunca podemos implorar a Nuestra Señora de Lepanto, Nuestra Señora del Rosario!
Fuente: Boletín Correspondance Européenne del 28 febrero, 2012 (núm. 247).