Querida María, Madre de Dios, te veo al pie de la cruz.
No abatida, tampoco arrodillada, ni postrada, sino de pie.
¿Qué significa esto?
Significa que prefieres a Dios y su voluntad más allá de tus deseos, inclinaciones y sufrimientos.
Solo deseas la voluntad de Dios.
Significa que amaste a Dios inmensamente mucho antes de que tu Hijo Jesús fuera concebido y hubiera nacido.
Desde tu más tierna infancia, tu amor se realizó y creció cada día, porque cada día buscaste ser pequeña.
Inculca en mí hoy el deseo de ser pequeño.
Hazme entender que Dios quiere que siga siendo pequeño.
Ilumíname para que crea de verdad que las pruebas me son dadas con amor, para ayudarme a crecer desde mi pequeñez.
Dame la sabiduría hoy para aceptar, abrazar e incluso buscar estas dificultades, estos fracasos, contradicciones, dificultades, malas miradas, palabras duras, conflictos, faltas de respeto, indiferencia, rechazo, insultos, correcciones, falsedades, acusaciones, falsa compasión, juicios, actitudes de desprecio, falta de consideración, manipulación por parte de otros, desempleo, dificultades económicas, pérdida de reputación, crisis familiares, mala salud y verlas a todas ellas como medios que me ayudan a ser humilde.
Si soy pequeño, puedo amar. Dios llenará mi pequeñez con su amor eterno.
María querida, Madre de Dios, ayúdame y enséñame hoy cómo ser pequeño, para que pueda encontrarme de pie al pie de la cruz.
Oración escrita por Matthew Dhillon, lector de Un Minuto con María (2020).