Michel es un ferviente creyente que vive en los Pirineos Orientales (suroeste de Francia). Acaba de hacerse cargo de un restaurante donde suceden cosas extrañas. Entonces decide llamar a un sacerdote para "confiarle el local al Señor" y hacer que sea exorcizado. Durante el verano de 2020, se dirigió al obispado de Perpignan, porque en Francia cada diócesis tiene, en principio, un sacerdote exorcista. Es el Padre B. quien, durante los últimos quince años, ha estado a cargo en esta diócesis.
El padre B. muestra una gran capacidad de escucha, una gran empatía hacia las personas con dolor y dificultad. “Lo primero —dice— es tomarse el tiempo para escucharlos. Necesitan contar su historia, liberarse. En este caso concreto, se trata de la depuración de un lugar, de un espacio de trabajo, de una empresa. En el nombre de Jesucristo y de la Virgen María, velo por la salud del alma de quienes trabajarán allí. Repelo los ataques del demonio y santifico el lugar”.
La bendición, acompañada de una señal de la cruz y de un avemaría, se dispensa primero al futuro inquilino, luego se realiza en cada habitación, apertura, puerta o ventana. El avemaría es importante, pues María es "la mayor protectora que reconoce la Iglesia”.
Adaptado de: L'indépendant