El 13 de agosto de 1917, en Fátima (Portugal) hubo seguramente mucha decepción entre los peregrinos y los curiosos que llegaron hasta ahí1... Nuestra Señora llegó a la cita fijada. De hecho, diversas manifestaciones físicas, como truenos, relámpagos, coloraciones sucesivas de rostros, personas, el suelo, la presencia de una pequeña nube blanca justo encima del árbol, mostraron a los asistentes que algo estaba sucediendo, o mejor dicho, ¡Alguien!
Por tanto, la aparición para los niños no tuvo lugar el 13 de agosto, sino después de un encarcelamiento que Lucía no sabe muy bien cuánto duró. Poco importa si fueron uno o dos días. Jacinta no estaba allí para las primeras señales de la llegada de la Virgen, por lo que Lucía mandó a buscarla. La Santísima Virgen esperó hasta que llegara para manifestarse.
A la pregunta habitual de Lucía, María respondió: "Quiero que sigas viniendo a la Cova da Iria cada día 13 y que sigas rezando el Rosario todos los días. En el último mes, haré un milagro para que todos crean...". Luego se puso más triste y dijo: "Oren, oren mucho por los pecadores, porque hay muchas almas que van al infierno, porque no hay nadie que se sacrifique y rece por ellas”.
1 Porque los tres niños videntes habían sido llevados a la cárcel
Yves Chiron : Extractos de Fatima, Vérités et légendes, (Fátima, verdades y leyendas) Éditions Artège