La Santísima Virgen eligió a Venezuela para dar un mensaje de reconciliación, amor y unidad fraterna, presentándose como la Madre Reconciliadora de todas las naciones. En Betania (Venezuela), la Virgen Reconciliadora se apareció por primera vez el 25 de marzo de 1976 a María Esperanza Medrano de Bianchini, esposa y madre de familia, a quien Dios colmó de carismas especiales.
El 25 de marzo de 1976, en la festividad de la Anunciación, María Esperanza, acompañada por ochenta amigos de su grupo de oración, recibe la primera visita de la Virgen María en Betania. Esta aparición tiene lugar en privado, siendo María Esperanza la única que ve a la Virgen. Mientras tanto, los otros miembros del grupo son testigos de ciertos fenómenos, como los movimientos del sol y el olor a rosas.
La vidente dirá más adelante en las entrevistas que, durante esta experiencia, ella vio en el interior de una gruta, en el bosque, toda vestida de blanco, a una niña de 14 o 16 años, graciosa y radiante. La Virgen María ese día glorioso le dio el siguiente mensaje:
Hija mía, vine a ti con las manos llenas de gracias, para llamar a todos mis hijos a la conversión; es la semilla de gloria que les ofrezco como María reconciliadora de todos los pueblos y todas las naciones, ¡porque vengo a reconciliarlos a todos! ¡La reconciliación es la herencia de la fraternidad divina de mi Hijo divino! Hija mía, ¡lleva mi mensaje a todos! Te guardaré en mi corazón hoy y por siempre.
Para Venezuela, que sufrió la guerra de guerrillas comunistas (las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional en la década de 1960), como otros países latinoamericanos anterior y posteriormente, la palabra reconciliación no es trivial; su connotación no es solo espiritual.